Después de cinco meses de silencio, demasiado para lo que
venia siendo mi costumbre en este blog
personal, de al menos una entrega mensual, hoy vuelvo con una reflexión y un
descubrimiento, y no por que durante
este tiempo me hayan faltado ganas ni ideas, sino por que me negado a
reiterarme en poner de manifiesto mi incredulidad en la bondad de las medidas
anticrisis y sus dudosos resultados para el conjunto de la sociedad, ni a
propugnar modelos alternativos no demostrados empíricamente o ya ensayados o
puestos en practicas fuera de nuestro ámbito socioeconómico, como los modelos
populistas aplicados en algunos países de América Latina cuyas nefastas
consecuencias no tardaran mucho en manifestarse para la población o las
empresas, si no es que ya lo están haciendo.
Tampoco quería recurrir a ideólogos alternativos, que los
hay, y a algunos hasta conozco personalmente, cuyas propuestas y soluciones
distan mucho de ser viables en una encomia libre y democrática de corte
occidental, pese a lo aparentemente atractivo de algunas soluciones propuestas
como nacionalización de la banca, eléctricas, autopistas etc…….. y no es que a
la postre no se hayan puesto en marcha en España nacionalizaciones, pues ya
sabemos los cuantiosos coste que han supuesto los rescates bancarios, y la
nacionalización de las perdidas del sector inmobiliario por parte del “banco
malo “ SARED, o alguna autopista, solo que el enfoque nacionalizador es distinto, siempre salvando la retaguardia del
gran capital, es decir socializar perdidas y privatizar beneficios, como no
podía esperarse de un gobierno neoliberal, al dictado de también los
neoliberales que rigen los destinos de la Unión Europea, el FMI y la Troika.
Mi desazón y sequía editorial, no era por falta de inquietud,
sino por no resignarme a pensar, a tener que defender y escribir que épocas
de crisis, como la que nos sacude desde 2008, los modelos económicos de corte
social, se muestran ineficaces y la única receta viable y contrastada empíricamente
en los países de nuestro entorno socio-económico y político son las medidas y
políticas de corte estrictamente liberal, basadas en los recortes sociales y
salariales , en la perdida de de derechos laborales y la contención del gasto
publico, necesario para poner freno al déficit publico, pero contraindicado
para generar crecimiento económico y empleo.
Y lo peor de todo tener que admitir que las políticas económicas de corte social demócrata, solo pueden aplicarse en épocas de bonanza, con independencia del acierto de las medidas para generar un tejido económico sostenible por si mismo e independiente de las ayudas públicas y resistente a los envites de los mercados, cuando no citar los despilfarros y desmanes en la gestión de los dineros públicos, aunque esto ya es harina de otro costal, pues estos despilfarros los han cometido tanto gobiernos de corte social como liberal, y no hay nada mas que mirar la distribución geográfica de obras publicas costosas y sin rentabilidad que decoran la península ibérica en su totalidad, en comunidades autónomas gobernadas por partidos de todos los signos.
Con el estallido de la crisis económica actual en 2008 y el
arrinconamiento de los modelos económicos sociales en favor de los pulcros y
desalmados modelos liberales, basados exclusivamente en los recortes sociales y
en el desmantelamiento del estado del
bienestar, logrado en épocas de bonanza económica, todos nos revolvíamos en
nuestras mesas de estudio, pensando si seria verdad que la única salida de la
crisis solo seria posible con la aplicación de estas dolorosas recetas para las
clases trabajadoras y medias, donde a base de recortes salariales, perdida de
empleo y traumáticas reformas del mercado de trabajo, nos devolvieran la creación de empleo, aunque ahora en condiciones
mas precarias y peor retribuidos, y al crecimiento económico, mientras se
observa como los ricos de siempre lo iban siendo aun mas, frente a una depauperada clase trabajadora, que asiste
atónita a importantes rescates bancarios con dinero de todos, mientras a las
familias y trabajadores no les rescata nadie, y ven ejecutadas sus hipotecas o
a pequeñas empresas a los que el sistema financiero no les concede crédito,
mientras la banca toma dinero barato de los bancos centrales para colocarlo
cómodamente en deuda publica, mientras los de siempre la gran banca y grandes
fortunas siguen aumentando sus beneficios y riquezas. Al tiempo, paradójicamente, que los
liberales tan contrarios a las subidas de impuestos, en teoría, se ceban sobre
las rentas salariales para equilibrar los presupuestos de ingresos, mientras
las rentas mas altas, las empresas y la gran banca, son las que menos
contribuyen.
También nos negábamos muchos, entre
los que me encuentro, a aceptar, por
falaces e ineficaces, las recetas de
escasa implantación mundial y de corto recorrido en sus resultados emprendidas
por los pensadores y gobernantes de corte populistas, aunque algunos de sus
paladines hayan obtenido un nutrido puñado de votos en las recientes elecciones
al Parlamento Europeo.
Nos hacia falta un análisis riguroso para entender lo que está pasando en el mundo occidental, y desmontara algunas "verdades” tomadas como dogma “único" para sacarnos de la crisis y vislumbrar cuales será el escenario futuro tras la batalla, a partir no solo de la visión del pasado sino de la realidad palpable que ya se evidencia.
Y aquí el hallazgo, presten atención a
Thomas Piketty, este economista francés catedrático de la Universidad de París,
quien ha puesto de manifiesto en su libro “El capital en el siglo XX” que el
capitalismo no es un sistema moral, cosa que ya intuíamos, aunque mas por
planteamientos de pensamiento político que por rigurosos análisis, y que a lo
largo del siglo XX las desigualdades
sociales, consideradas como mal menor de las sociedades capitalistas
occidentales, en este caso fruto del mercado, se irían mitigando con el nivel
de desarrollo de la sociedad, mientras que en modelo social-comunista, por el
contrario, de menor presencia mundial afortunadamente, estas diferencias son consecuencia
del sistema político en si mismo y de sus derivas dictatoriales o de élites
dirigentes, También evidencia Piketty que estas diferencias no se nivelan, por
la meritocracia o el dinamismo social como afirman los defensores del mercado a
ultranza , sino que tienden a acentuarse , a heredarse y perpetuarse.
En la obra de Piketty se ponen
estadísticas sobre la evolución y concentración de la riqueza en EEUU a lo
largo del siglo XX, observándose como cada vez un menor porcentaje de población
es la que acumula mayor parte de la riqueza. No tenemos mas que consultar los
datos que sobre España ha puesto de manifiesto recientemente Cáritas sobre el
aumento del numero de pobres y la concentración mayor de la riqueza en un
reducido grupo de población, o lo que sucede tanto en los países de Europa o
incluso en países como Rusia, anteriormente comunista, las élites políticas han
sido sucedidas en el poder ahora económico capitalista por otras de nuevos ricos, y en no
pocos casos en manos de los mismos individuos que antes dominaban los resortes
del poder político.
Afirma Piketty que los factores
políticos son los únicos capaces de transformar esta situación y que con
desigualdad no existe una democracia verdadera. El
capital en el siglo XXI, ha despertado una atención inusitada en la comunidad académica
internacional. Así el nobel Paul Krugman ha incluido una crónica de la
publicación en su columna en ‘The New York Times’ advirtiendo de la magna obra
del estudioso galo que podría ser el libro más importante del año, quizá de toda
una década, en materia económica.
El planeamiento de Piketty concurre en un momento crítico en
la evaluación del tema de la desigualdad, dos elementos parecían estar
fuertemente consensuados y no sujetos a discusión. El primero que una
determinada desigualdad de renta y patrimonial es inevitable e incluso
inherente a la diversa generación de valor de los distintos grupos y personas.
El segundo que una desigualdad extrema e injusta es éticamente inasumible. La
gran diatriba se centraba en si la desigualdad además de su reprobable factor
de descohesión social era ineficiente desde un punto estrictamente económico. La desigualdad contrae
la renta global y se considera en su consecuencia ineficiente en el
funcionamiento de las sociedades. También y para sorpresa
general hasta los economistas del Fondo Monetario Internacional, poco dados a
desvirase del guión, han publicado al
menos tres informes en los últimos seis meses, en los que toman partido al
afirmar que la desigualdad injusta es regresiva, desestabilizante e ineficiente
y que las políticas de redistribución son congruentes con los postulados de la
eficiencia económica, loados sean los dioses parece que alguien se cayó del
caballo.
Hace no mucho escuchaba a una entrevista al actor
José Sacristán, y cuando se le preguntaba por la situación de España, este
respondía que no podía esperarse otra
cosa de un gobierno liberal, que en definitiva podía ser eficaz en cuanto a la
solución de los problemas pero siempre en beneficio de las élites dominantes, y
eso no era ninguna sorpresa, para preguntarse acto seguido, cuestión que mas me
sorprendió en su respuesta que ¿Dónde
esta la izquierda? y no solo en nuestro país si no en Europa. Recientemente
hemos asistido a como el nuevo gobierno de Hollande, quizás el ultimo
resistente europeo a los postulados del recorte y la austeridad dictados por
Merkel, encabezado por el hispano francés Manuel Valls acometía también un
importante paquete de recortes económicos.
Posiblemente que se tengan en cuenta estos nuevos planteamientos, unido a la reciente renovación del Parlamento Europeo, donde ninguno de los dos grandes partidos mayoritarios han obtenido una clara mayoría, que le permita imponer sus lineas políticas sin tener que consensuarla con el resto de los grupos abra una puerta de esperanza a nuevos enfoques económicos que mitiguen las desigualdades que han acentuado la crisis, habida cuenta que las grandes decisiones de política económica comunitaria como son la aprobación del presupuesto de la Unión y el diseño de determinadas políticas sectoriales y económicas recaen sobre el Parlamento.
Posiblemente que se tengan en cuenta estos nuevos planteamientos, unido a la reciente renovación del Parlamento Europeo, donde ninguno de los dos grandes partidos mayoritarios han obtenido una clara mayoría, que le permita imponer sus lineas políticas sin tener que consensuarla con el resto de los grupos abra una puerta de esperanza a nuevos enfoques económicos que mitiguen las desigualdades que han acentuado la crisis, habida cuenta que las grandes decisiones de política económica comunitaria como son la aprobación del presupuesto de la Unión y el diseño de determinadas políticas sectoriales y económicas recaen sobre el Parlamento.
Como siempre se dijo que los niños vienen de
París, y la valiosa y solvente aportación de Pikkety que también procedente de la
ciudad de la luz, viene a alumbrarnos sobre el comportamiento y consecuencias
del modelo puro de libre mercado, y esperemos que sean tan influyentes el el
diseño de las políticas económicas venideras como en su día lo fueron decisivas
las aportaciones también parisinas de Rousseau, Voltaire y Montesquieu al
pensamiento de la Revolución Francesa, y que sin duda abre un marco de
reflexión, que cuestiona el resultado de las recetas
estrictamente económicas ante la crisis.
De esto no solamente debe tomar nota los postulados a
ultranza del mercado puro ( es decir los liberales o la derecha para entendernos) si no también
la izquierda social demócrata europea, que anda buscando a la luz de la última
farola donde perdió su hoja de ruta, cuando posiblemente la traía perdida nada
mas salir de casa, pues cuando bajo las siglas socialdemócrata la política
económica aplicada, no difiere sustancialmente de que aplican los contrarios, y
perdonen la simplificación, sin tener en cuenta otros matices sociales que en
ocasiones los hay y en otras se reducen al mero eslogan. Las estrictas recetas
económicas neoliberales, sea quien sea el que las aplique, si no van
acompañadas de otras medidas políticas y sociales de hondo calado trasformador
de la sociedad y tendente a disminuir las desigualdades, no nos llevarán a un
mundo mejor y mas equitativo en lo social, lejos de la pensar que la "mano
invisible del mercado" cuando pase la crisis devolverá las cosas al estado
previo al estallido de la misma, si no a una sociedad mas injusta desigual e
ineficiente económicamente.
Creo que con la aportación de Piketty hemos
encontrado los argumentos y cuerpo teórico que algunos andábamos buscando,
incluida la social democracia europea, desaparecida en combate o carente de
postulados teóricos sólidos para hacer frente, a este nuevo fantasma que
recorre Europa "el neoliberalismo salvaje".
Siempre nos quedará París ( Jumphrey Bogart en
Casablanca)
http://www.diariodesevilla.es/article/opinion/1805488/piketty/espana/y/desigualdad.html
Antonio Urbano Mármol
Economista, Investigador y Profesor Honorario de la Universidad de Sevilla.
Máster en Alta Dirección de Instituciones Sociales por el Instituto Internacional San Télmo.
Diplomado en Procesos y Planificación del Desarrollo (ILPES, CEPAL, IEHA)
Funcionario de los Cuerpos de Gestión Financiera y del Cuerpo Superior de Administradores Generales de la Junta de Andalucía.Diplomado en Procesos y Planificación del Desarrollo (ILPES, CEPAL, IEHA)
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