domingo, 19 de abril de 2015

La electricidad en España: Errores de alto voltaje que cuestan muy caros.

Para saber lo que está pasando en el sector de la energía eléctrica en nuestro país, sobre todo en sus consecuencias para el consumidor actual, hay que remontarse años atrás y, a las decisiones adoptadas por los distintos gobiernos en relación con el modelo energético español.

En los enunciados de la política energética y los distintos planes que se vienen llevando a cabo desde hace casi 30 años, siempre estuvieron presentes varios objetivos, reducir la dependencia exterior, tanto en cuanto al uso de materias primas como al origen de la energía, como la disminución del uso de combustibles fósiles, posteriormente remarcados por la disminución de combustibles de fuerte impacto ambiental, y el uso de  energías renovables o verdes. En principio nada que objetar respecto a la formulación de los objetivos  generales en grandes líneas, aunque en base a ellos se hayan adoptado decisiones tácticas, en ocasiones desacertadas.



En 1984 por cuestiones ideológicas,  más que prácticas y económicas, se decide por el Gobierno de Felipe Gonzalez decretar la moratoria nuclear, es decir paralizar el crecimiento de la generación de energía en base centrales nucleares. Una fuente controvertida por sus posibles efectos en caso de catástrofe y la complejidad del almacenamiento de sus residuos, pero que contaba con unas instalaciones de gran tecnología y donde además existía un sector de profesionales cualificados de sobradas competencias que fue desmantelado. La potencia instalada quedó estancada a la existente en dicha fecha y actualmente apenas supone el 8% de la potencia productora instalada, que sin embargo supone todavía más del 20% de la generación de energía eléctrica en España.

Esta fuente de producción pese a sus muchos detractores, produce una energía barata y disponible de manera continua las 24 horas del día y los 365 días del año, con la mismas centrales construidas hace mas de 30 años, algunas de las cuales han rebasado su vida útil, pero que por sus optimas condiciones de funcionamiento siguen activas. Que en nuestro país se decidiera paralizar la producción de la construcción de nuevas centrales nucleares, no la aislaba de riesgo nuclear, pues las tenemos en Francia,  a escasos kilómetros, Alemania, Bélgica, Suiza, Gran Bretaña etc. A mi juicio esta decisión fue el primer error estratégico, ya que como veremos a lo largo de estas líneas esta fuente es hoy por hoy la más barata y estable, pese a su impopularidad en amplio sectores.
Durante las últimas decenas del siglo XX, la fuente que aportaba la mayor producción de energía eléctrica en España eran los derivados del petróleo (fuel), carbón,  hidráulica y nuclear.


A principios del actual siglo, año 2000, España seguía teniendo déficit de potencia instalada con unos 55.000 Megavatios (MW) en total, mientras el consumo diario podía oscilar entre los 35 y 45.000 MW, por lo que la potencia instalada todavía resultaba deficitaria para cubrir picos de demanda con lo que se producían importantes cortes de suministro.
Con las importantes inversiones en nuevas centrales de ciclo combinado, en base a gas natural, la aparición de centrales de cogeneración que usan como combustibles biomasa, la expansión de las eólicas y minicentrales hidráulicas, ya en torno a 2004 España deja de ser deficitaria contando con una capacidad de generación instalada que le permite no depender del exterior en cuanto a suministro eléctrico.


Durante los años 90, con los Gobiernos de Aznar y auspiciados por este se producen importantes movimientos en las empresas productoras/suministradoras de energía eléctrica lo que lleva concentrar a las mismas en un reducido núcleo de cinco empresas. Todo esto al calor de la denominada “Liberalización Eléctrica” lo cual no deja de tener cierta ironía, a la vista de cómo han evolucionado las cosas en el sector. Quizás la operación de mayor envergadura fuera la protagonizada por la hasta entonces empresa nacionalizada Endesa, mediante  esta  operación se fusionarían por absorción por parte de Endesa,  a Enher, ERZ, Fecsa, Gesa, Nansa, Sevillana, Viesgo y Unelco.  

Otras compañías como Iberdrola y Gas Natural-Fesona aglutinan mediante fusiones y adquisiciones a otro conjunto de empresas regionales del mercado español y también aparecen compañías foráneas mediante control de otras empresas existentes, la alemana E On y la portuguesa EDP, con lo que de una veintena larga de empresas productoras/suministradores anteriormente existentes nos encontramos en la actualidad con 5 grandes empresas que controlan el 90% del mercado de distribución y el 60% del mercado mayorista (generación), con lo que se instaura una situación verdaderamente oligopolística , otro importante error cuando se pretendía liberalizar el sector.
Para colmo de males tras varios intentos de que Endesa, ya en la época de Zapatero, se fusionara con Gas Natural esta  empresa termina, la mayor del sector, en manos de la italiana ENEL, empresa participada por el estado italiano.



A partir del año 2004, pero principalmente desde el año 2007, el Gobierno español de Rodríguez Zapatero estableció como prioridad de su política energética el fomento de las energías renovables en su conjunto, estableciendo para la tecnología solar fotovoltaica, un objetivo de potencia instalada de referencia de 371 MW hasta el año 2010, estableciendo un sistema de de subvenciones en forma de primas mediante una tarifa regulada que superaba ampliamente el valor real de la electricidad en el mercado eléctrico. Como resultado de estas medidas, en el periodo de un año se había instalado en España un total de 1.000 MW (frente a los 371 MW planificados), lo que llevó al Gobierno a la primera limitación de estas primas ya en 2008, llegándose a denominar ya el “boom solar” por el propio presidente Rodríguez Zapatero.



Tecnología, potencia y producción eléctrica en España 2013

Potencia
%
 % Energía
Tecnología de Producción
Instalada MW
Poten. Insta
Producida
Ciclo Combinado Gas
27.200
25,1
10,2
Eolica
23.000
21,3
19,5
Hidraulica
19.800
18,4
14,6
Fuel/gas y Cogeneración
11.700
10,8
15,8
Carbón
11.600
10,7
15,1
Nuclear
7.800
7,2
20,2
Solar
7.000
6,5
4,6
Total
108.100














El empeoramiento general de la economía española, unido al problema específico del galopante déficit de ingresos del sistema eléctrico, llevaron a los sucesivos Gobiernos a partir del año 2010 a aprobar una serie de medidas sucesivas e inconexas, y con efectos retroactivos para instalaciones ya en funcionamiento, que generaron en el sector una grave situación de incertidumbre y finalmente se introdujo un nuevo impuesto del 7% a la producción eléctrica en general.


Si hubo un primer gran error  en la etapa de Zapatero lo fue sin duda apostar con fuertes incentivos a un sector todavía tecnológicamente no maduro, y no poner freno al desmesurado crecimiento de instalaciones surgido al calor de estas rentables inversiones, al tiempo que aparecen nuevos operadores “productores de energía fotovoltaica.

En enero de 2012 el Gobierno Rajoy suspendió temporalmente la asignación de tarifas para nuevas instalaciones de renovables, situación que aún no se ha resuelto y que dio un duro golpe a un sector que prometía grandes expectativas de crecimiento, creación de empleo y desarrollo tecnológico en nuestro país, y que por otro lado ha sembrado de inseguridad jurídica al sector de las renovables en nuestro país, principalmente la solar fotovoltaica, y que ha recibido la mofa incluso a nivel internacional como apuntaba recientemente la revista Forbes.

Este error de la etapa Rajoy no lo ha sido menos, si bien viene motivado por una deuda creciente para las arcas públicas por las primas a las renovables, principalmente a las fotovoltaicas tan generosamente otorgadas anteriormente.



Otro gran error de esta etapa ha sido admitir y reconocer al ologipolio eléctrico lo denominado como déficit de tarifa, que es la diferencia entre el precio regulado de la electricidad y el que dicen las compañías que cuesta su generación, el cual estuvo controlado hasta 2004 pero que se disparó en la etapa de Zapatero y que actualmente alcanza casi los 30.000 millones de Euros y está garantizado como deuda del estado y por la que tiene que pagar este casi 1.000 millones anuales, lo que en definitiva se convierte en más impuestos y mayores precios de la electricidad, al tiempo el Gobierno del Estado de la etapa Rajoy sea cada vez más blando en la fijación de los precios de la energía con las compañías, para que este déficit no aumente  y como consecuencia directa una electricidad cada vez más cara.



Hay que señalar que no son pocas las voces que ponen en cuestión, que este supuesto déficit de tarifa, contable, se fija artificiosamente por quienes controlan el mercado de producción, las cinco grandes empresas a través de unas subastas de dudosa transparencia y efectividad, al menos para los consumidores, pero que se traslada a las arcas públicas en forma de deuda garantizada por el estado y sobre el que hay que pagar intereses en euros contantes y sonantes cada año, y que se van trasladando al recibo de luz.

Si la situación de oligopolio no hubiese quedando patente desde el punto de vista económico, pocas empresas controlando un sector, tampoco faltan en sus consejos de administración no pocos representantes de la clase política cuando cesan, fenómeno que se llama puertas giratorias, con lo cual estas siempre tienen garantizado una excelente interlocución y poder de influencia en la decisiones que les afectan.

Así las cosas a nadie  sorprende, entre otras cosas porque tiene que hacer frente cada dos meses al recibo de la luz de su domicilio o empresa, que nuestro país ha pasado de ser de tener una energía eléctrica barata a ser actualmente uno de los más caros de Europa.

De cada 100 euros de factura eléctrica, solo 45, menos de la mitad, corresponden a la energía eléctrica consumida. El desglose de dichos 100 € de factura es el siguiente:

·        45,6 €: corresponden a la energía eléctrica consumida
·        22,5 €: se destinan a pagar las primas de las energías renovables
·        18,7 € son impuestos
·        6,1  € corresponden a anualidades de déficits
·        3,0  € se destinan a compensaciones extrapeninsulares
·        4,1 € comprenden otras de partidas como, la CNE, Operador del Sistema, moratoria nuclear,  Sistema de Ininterumpibilidad, Ahorro y eficiencia energética.


En este escenario no son pocos los consumidores, particulares o empresas, que estén barajando escenarios de independización energética, lo cual gracias al avance tecnológico de los sistemas de generación fotovoltaica (solar) y eólica, en combinación que baterías de última generación como la Tesla promete sacar al mercado en breve, nos dotarían de un sistema autónomo sin facturas eléctricas, o con una pequeña aportación de la red en caso necesario aprovechando las tarifas nocturnas. Estas instalaciones no son costosas y puede amortizarse en un plazo de unos 2 o 3 años.


Pues bien, el oligopolio eléctrico, lo tiene todo atado y bien atado, ¿lo recuerdan de la dictadura no? pues en realidad poca diferencia hay entre una dictadura y un oligopolio. Se está cocinando y anunciado ya, aunque de momento aparcado por la cercanía de las elecciones lo que se ha llamado impuesto solar o técnicamente peaje de respaldo por inspiración de Iberdrola y trasladado al Gobierno, quien en su bondad magnánima con las eléctricas lo ha asumido sin reparos.

Este nuevo error del Gobierno actual, se convertirá en otra estocada a la energía solar si no lo paramos,  y en una factura que tendrán que pagar estas instalaciones de autoabastecimiento, aunque no consuman de la red, y que entre otras cosas es una cuota a pagar a las eléctricas por lo que dejaran de ingresar si el consumidor se independiza. Aunque muy eufimisticamente llaman “peaje de respaldo” es decir por la potencia que tienen ellos instalada y podrías utilizar, aunque no la utilices. Es decir se trata de un sector  “liberalizado” pero si quieres desengacharte y autoabastecerte realizando una importante inversión socializan las perdidas. Esto viene a ser como si viajas en tu propio automóvil, pagado por ti y pagando su combustible, te obligan a pagar un peaje a Renfe o a Iberia por no viajar en sus medios.





El desarrollo de los últimos años, la experiencia de errores pasados y el avance tecnológico, apuntan a que el sector fotovoltaico en España no puede confiar de cara al futuro en remunerarse mediante ayudas públicas, la competitividad debe ganarse en tecnología y precios de producción. Y a nivel global en cuanto al mix de producción eléctrica, se debe  optimizar la capacidad ya instalada, poco se ha avanzado en eficiencia energética y, racionalización del uso de lo ya instalado. Como por apostar por tecnologías seguras, maduras y limpias que no utilizan combustibles, sin descartar la nuclear incluso aumentándolas, para ser capaces de competir en el mercado eléctrico con otro tipo de tecnologías, no solo las renovables, sino también las tradicionales, limpias y seguras, y en definitiva ofrecer a los consumidores una energía eléctrica a precios razonables, permitiendo sin trabas ni penalizaciones los modelos de autoconsumo.


Antonio Urbano Mármol
Economista,  Investigador y Profesor Honorario de la Universidad de Sevilla. 
Máster en Alta Dirección de Instituciones Sociales por el Instituto Internacional San Télmo.
Diplomado en Procesos y Planificación del Desarrollo (ILPES, CEPAL, IEHA)
Funcionario de los Cuerpos de Gestión Financiera y del Cuerpo Superior de Administradores Generales de la Junta de Andalucía.