Para
saber lo que está pasando en el sector de la energía eléctrica en nuestro país,
sobre todo en sus consecuencias para el consumidor actual, hay que remontarse
años atrás y, a las decisiones adoptadas por los distintos gobiernos en
relación con el modelo energético español.
En
los enunciados de la política energética y los distintos planes que se vienen
llevando a cabo desde hace casi 30 años, siempre estuvieron presentes varios
objetivos, reducir la dependencia exterior, tanto en cuanto al uso de materias
primas como al origen de la energía, como la disminución del uso de
combustibles fósiles, posteriormente remarcados por la disminución de
combustibles de fuerte impacto ambiental, y el uso de energías renovables o verdes. En principio
nada que objetar respecto a la formulación de los objetivos generales en grandes líneas, aunque en base a
ellos se hayan adoptado decisiones tácticas, en ocasiones desacertadas.
En
1984 por cuestiones ideológicas, más que
prácticas y económicas, se decide por el Gobierno de Felipe Gonzalez decretar la moratoria nuclear, es decir
paralizar el crecimiento de la generación de energía en base centrales
nucleares. Una fuente controvertida por sus posibles efectos en caso de
catástrofe y la complejidad del almacenamiento de sus residuos, pero que
contaba con unas instalaciones de gran tecnología y donde además existía un
sector de profesionales cualificados de sobradas competencias que fue desmantelado. La potencia
instalada quedó estancada a la existente en dicha fecha y actualmente apenas
supone el 8% de la potencia productora instalada, que sin embargo supone todavía
más del 20% de la generación de energía eléctrica en España.
Esta
fuente de producción pese a sus muchos detractores, produce una energía barata
y disponible de manera continua las 24 horas del día y los 365 días del año,
con la mismas centrales construidas hace mas de 30 años, algunas de las cuales
han rebasado su vida útil, pero que por sus optimas condiciones de
funcionamiento siguen activas. Que en nuestro país se decidiera paralizar la
producción de la construcción de nuevas centrales nucleares, no la aislaba de
riesgo nuclear, pues las tenemos en Francia,
a escasos kilómetros, Alemania, Bélgica, Suiza, Gran Bretaña etc. A mi
juicio esta decisión fue el primer error
estratégico, ya que como veremos a lo largo de estas líneas esta fuente es
hoy por hoy la más barata y estable, pese a su impopularidad en amplio
sectores.
Durante
las últimas decenas del siglo XX, la fuente que aportaba la mayor producción de
energía eléctrica en España eran los derivados del petróleo (fuel), carbón, hidráulica y nuclear.
A
principios del actual siglo, año 2000, España seguía teniendo déficit de
potencia instalada con unos 55.000 Megavatios (MW) en total, mientras el
consumo diario podía oscilar entre los 35 y 45.000 MW, por lo que la potencia
instalada todavía resultaba deficitaria para cubrir picos de demanda con lo que
se producían importantes cortes de suministro.
Con
las importantes inversiones en nuevas centrales de ciclo combinado, en base a
gas natural, la aparición de centrales de cogeneración que usan como
combustibles biomasa, la expansión de las eólicas y minicentrales hidráulicas,
ya en torno a 2004 España deja de ser deficitaria contando con una capacidad de
generación instalada que le permite no depender del exterior en cuanto a
suministro eléctrico.
Durante
los años 90, con los Gobiernos de Aznar y auspiciados por este se producen
importantes movimientos en las empresas productoras/suministradoras de energía
eléctrica lo que lleva concentrar a las mismas en un reducido núcleo de cinco
empresas. Todo esto al calor de la denominada “Liberalización Eléctrica” lo cual no deja de tener cierta ironía,
a la vista de cómo han evolucionado las cosas en el sector. Quizás la operación
de mayor envergadura fuera la protagonizada por la hasta entonces empresa
nacionalizada Endesa, mediante esta operación se fusionarían por absorción por
parte de Endesa, a Enher, ERZ, Fecsa, Gesa,
Nansa, Sevillana, Viesgo y Unelco.
Otras compañías como Iberdrola y Gas
Natural-Fesona aglutinan mediante fusiones y adquisiciones a otro conjunto de
empresas regionales del mercado español y también aparecen compañías foráneas
mediante control de otras empresas existentes, la alemana E On y la portuguesa
EDP, con lo que de una veintena larga de empresas productoras/suministradores
anteriormente existentes nos encontramos en la actualidad con 5 grandes
empresas que controlan el 90% del mercado de distribución y el 60% del mercado
mayorista (generación), con lo que se instaura una situación verdaderamente oligopolística , otro importante error cuando
se pretendía liberalizar el sector.
Para colmo de males tras varios intentos de que
Endesa, ya en la época de Zapatero, se fusionara con Gas Natural esta empresa termina, la mayor del sector, en manos
de la italiana ENEL, empresa participada por el estado italiano.
A partir del año 2004, pero principalmente desde
el año 2007, el Gobierno español de Rodríguez Zapatero estableció como
prioridad de su política energética el fomento de las energías renovables en su
conjunto, estableciendo para la tecnología solar fotovoltaica, un objetivo de
potencia instalada de referencia de 371 MW hasta el año 2010, estableciendo un
sistema de de subvenciones en forma de primas mediante una tarifa regulada que
superaba ampliamente el valor real de la electricidad en el mercado
eléctrico. Como resultado de estas medidas, en el periodo de un año se había
instalado en España un total de 1.000 MW (frente a los 371 MW planificados), lo
que llevó al Gobierno a la primera limitación de estas primas ya en 2008,
llegándose a denominar ya el “boom
solar” por el propio presidente Rodríguez Zapatero.
Tecnología,
potencia y producción eléctrica en España 2013
|
|||
Potencia
|
%
|
% Energía
|
|
Tecnología
de Producción
|
Instalada
MW
|
Poten.
Insta
|
Producida
|
Ciclo
Combinado Gas
|
27.200
|
25,1
|
10,2
|
Eolica
|
23.000
|
21,3
|
19,5
|
Hidraulica
|
19.800
|
18,4
|
14,6
|
Fuel/gas
y Cogeneración
|
11.700
|
10,8
|
15,8
|
Carbón
|
11.600
|
10,7
|
15,1
|
Nuclear
|
7.800
|
7,2
|
20,2
|
Solar
|
7.000
|
6,5
|
4,6
|
Total
|
108.100
|
El empeoramiento general de la economía española,
unido al problema específico del galopante déficit de ingresos del sistema
eléctrico, llevaron a los sucesivos Gobiernos a partir del año 2010 a aprobar
una serie de medidas sucesivas e inconexas, y con efectos retroactivos para
instalaciones ya en funcionamiento, que generaron en el sector una grave
situación de incertidumbre y finalmente se introdujo un nuevo impuesto del 7% a
la producción eléctrica en general.
Si hubo un
primer gran error en la etapa de Zapatero
lo fue sin duda apostar con fuertes incentivos a un sector todavía
tecnológicamente no maduro, y no poner freno al desmesurado crecimiento de
instalaciones surgido al calor de estas rentables inversiones, al tiempo que
aparecen nuevos operadores “productores de energía fotovoltaica.
En enero de 2012 el Gobierno Rajoy suspendió temporalmente la asignación
de tarifas para nuevas instalaciones de renovables,
situación que aún no se ha resuelto y que dio un duro golpe a un sector que
prometía grandes expectativas de crecimiento, creación de empleo y desarrollo
tecnológico en nuestro país, y que por otro lado ha sembrado de inseguridad
jurídica al sector de las renovables en nuestro país, principalmente la solar
fotovoltaica, y que ha recibido la mofa incluso a nivel internacional como
apuntaba recientemente la revista Forbes.
Este error de la etapa Rajoy no lo ha sido menos, si bien
viene motivado por una deuda creciente para las arcas públicas por las primas a las renovables,
principalmente a las fotovoltaicas tan generosamente otorgadas anteriormente.
Otro gran error de esta etapa ha sido admitir y reconocer al ologipolio
eléctrico lo denominado como déficit de tarifa, que es
la diferencia entre el precio regulado de la electricidad y el que dicen las
compañías que cuesta su generación, el cual estuvo controlado hasta 2004 pero
que se disparó en la etapa de Zapatero y que actualmente alcanza casi los
30.000 millones de Euros y está garantizado como deuda del estado y por la que
tiene que pagar este casi 1.000 millones anuales, lo que en definitiva se convierte en más impuestos y mayores precios de
la electricidad, al tiempo el Gobierno del Estado de la etapa Rajoy sea cada
vez más blando en la fijación de los precios de la energía con las compañías,
para que este déficit no aumente y como
consecuencia directa una electricidad cada vez más cara.
Hay que señalar que no son pocas las voces que
ponen en cuestión, que este supuesto déficit
de tarifa, contable, se fija artificiosamente por quienes controlan el
mercado de producción, las cinco grandes empresas a través de unas subastas de
dudosa transparencia y efectividad, al menos para los consumidores, pero que se
traslada a las arcas públicas en forma de deuda garantizada por el estado y
sobre el que hay que pagar intereses en euros contantes y sonantes cada año, y
que se van trasladando al recibo de luz.
Si la situación de oligopolio no hubiese quedando
patente desde el punto de vista económico, pocas empresas controlando un sector,
tampoco faltan en sus consejos de administración no pocos representantes de la
clase política cuando cesan, fenómeno que se llama puertas giratorias, con lo cual estas siempre tienen garantizado
una excelente interlocución y poder de influencia en la decisiones que les
afectan.
Así las cosas a nadie sorprende, entre otras cosas porque tiene que
hacer frente cada dos meses al recibo de la luz de su domicilio o empresa, que nuestro país ha pasado de ser de tener una
energía eléctrica barata a ser actualmente uno de los más caros de Europa.
De cada 100 euros de factura eléctrica,
solo 45, menos de la mitad, corresponden a la energía eléctrica consumida. El
desglose de dichos 100 € de factura es el siguiente:
·
45,6 €: corresponden a la energía eléctrica consumida
·
22,5 €: se destinan a pagar las primas de las energías renovables
·
18,7 € son impuestos
·
6,1 € corresponden a anualidades de
déficits
·
3,0 € se destinan a compensaciones
extrapeninsulares
·
4,1 € comprenden otras de partidas como, la CNE, Operador del Sistema,
moratoria nuclear, Sistema de
Ininterumpibilidad, Ahorro y eficiencia energética.
En este escenario no son pocos los
consumidores, particulares o empresas, que estén barajando escenarios de
independización energética, lo cual gracias al avance tecnológico de los
sistemas de generación fotovoltaica (solar) y eólica, en combinación que
baterías de última generación como la Tesla promete sacar al mercado en breve,
nos dotarían de un sistema autónomo sin facturas eléctricas, o con una pequeña
aportación de la red en caso necesario aprovechando las tarifas nocturnas.
Estas instalaciones no son costosas y puede amortizarse en un plazo de unos 2 o
3 años.
Pues bien, el oligopolio eléctrico, lo tiene todo atado y bien atado, ¿lo
recuerdan de la dictadura no? pues en realidad poca diferencia hay entre una
dictadura y un oligopolio. Se está cocinando y anunciado ya, aunque de momento
aparcado por la cercanía de las elecciones lo que se ha llamado impuesto solar o técnicamente peaje de respaldo por inspiración de
Iberdrola y trasladado al Gobierno, quien en su bondad magnánima con las eléctricas
lo ha asumido sin reparos.
Este nuevo error del Gobierno actual, se convertirá en otra estocada a la energía
solar si no lo paramos, y en una factura que tendrán que pagar estas
instalaciones de autoabastecimiento, aunque no consuman de la red, y que entre
otras cosas es una cuota a pagar a las eléctricas por lo que dejaran de
ingresar si el consumidor se independiza. Aunque muy eufimisticamente llaman “peaje de respaldo” es decir por la
potencia que tienen ellos instalada y podrías utilizar, aunque no la utilices. Es decir se trata de un sector “liberalizado” pero si quieres
desengacharte y autoabastecerte realizando una importante inversión socializan las perdidas. Esto viene a
ser como si viajas en tu propio automóvil, pagado por ti y pagando su
combustible, te obligan a pagar un peaje a Renfe o a Iberia por no viajar en
sus medios.
El desarrollo de los últimos años, la experiencia
de errores pasados y el avance tecnológico, apuntan a que el sector
fotovoltaico en España no puede confiar
de cara al futuro en remunerarse mediante ayudas públicas, la
competitividad debe ganarse en tecnología y precios de producción. Y a nivel
global en cuanto al mix de producción eléctrica,
se debe optimizar la
capacidad ya instalada, poco se ha avanzado en eficiencia energética y, racionalización del uso de lo ya instalado. Como por apostar por tecnologías seguras, maduras y
limpias que no utilizan combustibles, sin descartar la nuclear incluso aumentándolas,
para ser capaces de competir en el
mercado eléctrico con otro tipo de tecnologías, no solo las renovables, sino
también las tradicionales, limpias y seguras, y en definitiva ofrecer a los consumidores una energía
eléctrica a precios razonables, permitiendo sin trabas ni penalizaciones los
modelos de autoconsumo.
http://www.rankia.com/blog/economia-finanzas/422891-mercado-electrico-espana
http://www.energiabolivia.com/index.php?option=com_content&view=article&id=105&Itemid=114
http://www.energiabolivia.com/index.php?option=com_content&view=article&id=105&Itemid=114
http://www.elmundo.es/cronica/2014/02/23/530881d922601da2168b456c.html
http://www.elconfidencial.com/economia/2013-08-25/la-revista-forbes-se-mofa-del-gobierno-espanol-por-poner-un-impuesto-al-sol_20755/
http://www.elconfidencial.com/economia/2013-08-25/la-revista-forbes-se-mofa-del-gobierno-espanol-por-poner-un-impuesto-al-sol_20755/
Antonio Urbano Mármol
Economista, Investigador y Profesor Honorario de la Universidad de Sevilla.
Máster en Alta Dirección de Instituciones Sociales por el Instituto Internacional San Télmo.
Diplomado en Procesos y Planificación del Desarrollo (ILPES, CEPAL, IEHA)
Funcionario de los Cuerpos de Gestión Financiera y del Cuerpo Superior de Administradores Generales de la Junta de Andalucía.