sábado, 7 de septiembre de 2013

No confundamos el verdín del fondo del pozo con brotes verdes

La anunciada a bombo y platillo, reducción del paro registrado en las oficinas del SPE (INEM) en el mes de agosto de 2013, en 31 persona, cifra absolutamente exigua, no es como para tirar las campanas al vuelo, aunque bien es cierto que rompe una tendencia que aumento continuo de esta cifra y que para encontrar un situación de signo similar hay que remontarse al mes de agosto del año 2.000, sitúa la cifra de parados registrados a finales de agosto en 4.698.783 personas, de los cuales el 64,54% son aquellos que tienen algún tipo de cobertura o subsidio.



Algunos miembros del Gobierno se ha apuntado rápidamente a vendernos este “brote verde”, como si se estuviera obrando el milagro del inicio de la recuperación, sin embargo pese al cambio de tendencia de esta cifra, la Seguridad Social perdió 99.000 afiliados solo en este pasado mes de agosto y casi 570.00 respecto a agosto de 2012, lo que da una cifra más real de la continua destrucción de empleo que se sigue produciendo en nuestro país.

No obstante, en honor a la verdad, no todos los miembros del ejecutivo se ha sumado a esta ola de optimismo enfermizo y zapateril del  espejismo de 31 parados menos (tantos como días tiene agosto). Así Luis de Guindos, más realista que sus compañeros de filas, afirma que hemos tocado fondo, o lo estamos tocando. Con lo cual habría que no confundir un brote verde de nuestra maltrecha economía, con el verdín del fondo del pozo cuando se llega a lo más profundo del mismo.

Las medidas económicas no están dando los resultados esperados, llevamos siete trimestres consecutivos de recesión (tasas negativas en el crecimiento del PIB, tanto en términos interanuales como intertrimestrales), aunque se observe una suavización del deterioro. El avance del segundo trimestre de 2013 señala todavía un decrecimiento del 1,6% en términos interanuales.

Están  aumentando las exportaciones,  por una competitividad ganada a partir de la reducción de los salarios en España, pero el consumo sigue cayendo, mientras, el resto del mundo está en una fase de crecimiento, como reconocía el presidente del Gobierno ante sus socios comunitarios recientemente. La falta de crédito al consumo y a las empresas, sigue siendo un escollo para fomentar el crecimiento, la creación de empresas sigue parada, mientras que los procesos concursales y de cierre de empresas siguen en aumento. Salvo  determinados sectores como el automóvil, gracias a las ayudas gubernamentales, y a las ventas al exterior crecen las ventas, los precios de las viviendas y las ventas de las mismas siguen cayendo, al igual que se produce en la mayoría de los sectores.


Un cierto aumento de las exportaciones no es para tirar cohetes. Es habitual en las recesiones, consecuencia del menor consumo interno y las reducciones salariales. Ha mejorado la competitividad, lo cual se refleja no solo en menores costes de producción, sino también en aumentos de calidad. Lo fácil es recurrir básicamente a la reducción de los costes de los factores, y en concreto al factor trabajo vía reducciones salariales. Que es lo que en buena parte está ocurriendo.
Respecto al déficit público hay que decir que  detrás del gasto público hay personas que lo gestionan y, por tanto, responsables de hacerlo eficientemente o con despilfarros, como detrás de las buenas ideas hay empresarios, personas creativas y buenos gestores.
También estamos asistiendo a una verdadera fuga de capital humano, un gran numero de nuestros jóvenes bien formados y con titulaciones universitarias o investigadores, se están viendo obligados a emigrar, en ocasiones para nutrir de mano de ora barata a otros países europeos, en algunos casos para desarrollar su profesión y en otros para obtener un minijob, en cualquier sector (hostelería, comercio etc.), con un coste humano y económico que debería hacer sonrojar a nuestros gobernantes.
Es necesario apostar por la I+D, pero como herramienta para mejorar la competitividad. Al mismo tiempo hay que recuperar el protagonismo del sector industrial como motor de crecimiento y creación de empleo sólido. Hay subsectores con grandes posibilidades; este es un tema clave que requiere de una más profunda reflexión y extensión y no de políticas dubitativas y erráticas como ha ocurrido con las energías renovables.
El papel del Estado es clave, pero no para intervenir en los mercados sino regularlos y hacerlos realmente eficientes. Hay que exigirle que se liberalicen más los mercados eléctricos, del gas, combustibles, de las telecomunicaciones y de otros oligopolios para reducir costes de producción. También es el Estado quien ha de eliminar burocracias innecesarias para que se pueda interactuar con la administración de forma más eficiente. Pero también priorizar el gasto en I+D, con oferta pública de empleo incluida, en caso contrario, el acceso a la economía del conocimiento estará cada vez más lejos.
Parece que estamos instaurados en un círculo vicioso: donde aumentan los tipos impositivos, disminuyen los salarios y la renta disponible (para consumir o invertir), cierran empresas, se sigue destruyendo empleo (incluso en agosto que aunque no suba el paro registrado la afiliación a la Seguridad Social desciende) y en consecuencia menos consumo de las familias, mientras asistimos a subidas de los productos básicos como la luz eléctrica, autorizados por el gobierno, o los combustibles (supuestamente liberalizados pero con mas trampas en la fijación de precios que una película de chinos).
Habrá que esperar a que las cifras de la EPA (Encuesta de Población Activa) del tercer trimestre al año, nos arroje una nueva visión mas realista sobre la situación del mercado de trabajo, pues es conocido que el Paro Registrado ya no es una cifra fiable, para medir el tono del mercado de trabajo, por mucho que se empeñen las autoridades en hacernos creer que este dato de agosto es un brote verde.

Desde que dejo de ser obligatoria la necesidad de inscripción en las oficinas del INEN o mejor dicho Servicios Publico de Empleo Estatal, para realizar contrataciones, varios motivos del propio funcionamiento del mismo hacen que estas cifras no reflejen la situación real del mercado de trabajo, pues solo tienen obligación de estar inscritas aquellas personas que perciben algún tipo de prestación  o están insertas en acciones formativas. Pero lo más importante y la realidad es que tampoco se presentan ofertas de empleo para su cobertura a través de estos servicios.
Por mi experiencia laboral en dicho servicio público (SAE), les puedo decir que si ya épocas de crecimiento, es decir anteriores a la actual crisis, ya era complicado captar ofertas de empleo por estos servicios públicos, ahora que no existen  las expectativas para los inscritos son prácticamente nulas. Para ilustrar esta afirmación les diré que con datos de los años en que existía creación de empleo, solo en el 7% de los procesos de selección que realizaban las empresas se recurría a reclutamiento externo (intermediación), es decir consultorías de recursos humanos, ETT, Agencias de Colocación, portales de empleo etc., y aunque los Servicios Públicos tenían una cuota del 60% de ese porcentaje del 7%, en definitiva solo el 4-5% de las ofertas de empleo se tramitaban y cubrían utilizando los Servicios Públicos de Empleo. Siempre han funcionado en nuestro país mas los métodos “caseros”, dicho sea de paso de dudoso rigor a la hora de realizar selecciones, pero se recurría normalmente a conocidos, al boca a boca, anuncios directos en prensa, o en los propios locales de las empresa. 
Estos motivos son suficientemente ilustrativos para demostrar que solo los desempleados que por alguna circunstancia obligatoria o legal  tengan la necesidad de inscribirse como “parados registrados”, acudan a en engrosar las listas del INEM, no pensando en que ello les vaya a reportar un posible empleo.



Quiero advertir que no estoy en contra del funcionamiento y la existencia de un servicio público de empleo, pues estos proporcionan unas mayores garantías legales y dichos servicios, han experimentado importantes mejoras tecnológicas y de funcionamiento, en las cuales se debe continuar, aunque la vocación de este Gobierno, vayan encaminadas hacia la liberalización y su privatización, con lo que perderán aun mas su efectividad y por lo tanto a que estos disminuyan la percepción por parte de los demandantes de que por dicha vía les podrá venir una oferta de empleo. Hoy por hoy no todos los que pierden su empleo o no lo tienen recurren a la búsqueda a través de los Servicios Públicos, créanme que me gustaría ser mas optimista, pero esta enferma maltrecha y disminuida, que es nuestra economía, mantiene aun sus constantes vitales bajo mínimos y el la UVI, que un día amanezca con una décima menos de fiebre, no quiere decir que ha iniciado su mejoría, de ahí a que todos los indicadores habituales comiencen a mostrar signo positivo y a que se cree de nuevo empleo queda un trecho importante, así que mas prudencia en no vendernos el verdín del fondo del pozo o los helechos que crecen también en su umbría mas profunda con un brote verde, por favor.

Antonio Urbano Mármol
Economista,  Investigador y Profesor Honorario de la Universidad de Sevilla. 
Máster en Alta Dirección de Instituciones Sociales por el Instituto Internacional San Télmo.
Diplomado en Procesos y Planificación del Desarrollo (ILPES, CEPAL, IEHA)
Funcionario de los Cuerpos de Gestión Financiera y del Cuerpo Superior de Administradores Generales de la Junta de Andalucía.
Jefe de Servicio de Intermediación Laboral del Servicio Andaluz de Empleo (2007-2010)